AAPAS continúa charlando con Productores Asesores de Seguros de todo el país para adentrarse en esa parte menos conocida, en ese “Lado B” que representan sus hobbies, aficiones y trabajos paralelos. Los invitamos a ver esta nota que fue parte de la última edición de SEGUROS , en la que se entrevistó a Oscar Sánchez, un PAS que además de tener una extensa trayectoria en la actividad aseguradora, se destaca arriba de las tablas y delante de las cámaras.
Podemos afirmar que se trata del primer y único Productor de Seguros en ganar un premio de la Academia. Sí, nada más ni nada menos que un Óscar para un Oscar…
Acá les traemos lo mejor de la nota publicada en la última edición de la publicación de AAPAS. La historia se remonta al 2009, cuando participó de la multipremiada película “El secreto de sus ojos”, protagonizada -entre otros- por Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago, Guillermo Francella, Javier Godino y dirigida por el talentoso Juan José Campanella. Film que el 8 de marzo del 2010 le valió al país el premio Óscar a mejor película extranjera.
Sus primeros pasos en la actividad aseguradora…
Mi primer negocio de seguros de vida lo cerré el 21 de septiembre de 1976 a un señor que tenía un negocio en el Once y lo intermedié con la compañía de seguros Capital S.A., con la que trabajé hasta que quebró y fui parte de una de las organizaciones que tenía la compañía en ese entonces. Arranqué a los 19 años y ahora tengo 64. Tuve excelentes mentores, como decía uno de ellos, Víctor Díaz: “este pibe tiene hambre de todo, de comida y crecer”. Tal es así, que cuando gané mi primera convención en el Château Frontenac, de los hoteles más lujosos de Mar del Plata, yo vivía en una pensión donde compartía el baño con 17 personas. Para mí entrar ahí fue el sueño de “Ceniciento”, fue una maravilla….
Tengo tres premios que me dieron por producción y en aquel entonces para alguien que tenía mi edad, que lo único que tenía era el título secundario y que venía de familia muy humilde, que alguien te promocionara como persona y que te dé las herramientas para ser profesional era extraordinario. Víctor Díaz junto a otra persona que partió, fueron los mentores que me hicieron lo que soy hoy en lo profesional. Yo siempre digo que esta profesión me da de comer la panza y la de actor me da de comer el espíritu.
El paso por la enseñanza…
En el año 2000 empecé a enseñar para la matrícula en la UAI. Mis alumnos me han escuchado decir que hay que ser Productor Integral. Cuando yo empecé fue vendiendo seguros de vida, pero después la Argentina me obligó a ser un Productor de Seguros integral -personas y patrimoniales- porque las coberturas que teníamos en ese entonces era muy malos y caros, eran productos que la inflación se los comía y así y todo los vendíamos igual.
El trabajo en tiempos de Covid…
Trabaja conmigo una secretaria desde el año 1994, ella era jefa del sector Automotores de una conocida compañía de seguros y se vino con todo el grupo que conformamos mis mentores y yo hasta el año 2000. Ella ha sido fundamental, porque trabaja desde su casa y yo desde la mía. Habíamos vuelto hace un tiempo, cuando parecía que había una calma a principios de año y cuando vino la segunda ola volvimos a guardarnos. Por suerte funcionamos muy bien trabajando así.
Cómo surge la faceta actoral…
La realidad es que la gran actriz ha sido mi madre, una actriz frustrada pero actriz igualmente. A mí ya en la primaria me mandaban a hacer una composición sobre el Día de los Muertos por la patria o por el Día de la Tradición y en vez de hacerlo en prosa yo lo hacía en verso, resultado de eso la maestra me hacía recitar ese verso en los actos de la escuela, es decir, que desde ese momento que estaba arriba de las tablas.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que creciera mi hijo mayor, devenga en músico y luego también con el teatro y me lo llevé a actuar a él y a mi hija. Mi hijo a sus 18 años nos dirigió a mi hija y a mí en una obra de Woody Allen. Fue algo bellísimo, poder estar cerca de mis hijos haciendo algo que nos gusta juntos, fue algo hermoso.
Después vino el divorcio y mi hijo mayor viajó a España, se quedó allí y yo en el 2000, en medio de un gran quebranto, me crucé con un amigo que tenía una agencia de representantes de artistas para publicidad. Siempre me decía que tenía que hacer un contrato con él y así fue. El primer casting al que me mandó, lo gané. Y eso no es todo, en el año 2000 yo estaba en un grupo de terapia y había una persona que todas las semanas contaba que había ganado 100 dólares participando en una publicidad, yo le comenté que era actor y le pedí que me trajera la lista donde estaba anotado y se sucedió que la primera que aparecía era la de mi amigo. Él me llenó de castings. Casting que iba, casting que quedaba y eso me ayudó a salir de un quebranto enorme que tuve en ese año. Tengo muchas publicidades hechas, algunas muy conocidas y premiadas como “Día Osvaldo” (el octavo día de la semana) de la cervecería Quilmes. También participé en la película “Re loca”, protagonizada por Natalia Oreiro, aparecí en el tráiler y eso me dio mucha visibilidad.
Detalles de su encuentro con Juan José Campanella…
Años atrás, yo le hice un seguro al director que ganó el primer Óscar que es Félix “Chango” Monti, quien resulta ser el suegro de Campanella. Yo le hago los seguros y además tengo muy buen trato con él y su señora y fue él quien me recomendó con Juan. En el 2008, yo viajé a España a visitar a mi hijo, por suerte mi situación económica había cambiado mucho, y cuando regresé mi secretaria me comentó que íbamos a asegurar nada más ni nada menos que a Campanella.
Yo fui a la productora con un par de pólizas y me recibió él en persona, charlamos una hora. Imagínate que lo que menos hablamos fue de seguros. Y en un momento, él me preguntó si yo era actor y me pidió que le envíe mi CV. Yo se lo había mandado a través de la suegra, pero me pidió que se lo mande a él y luego de eso me probó en distintos papeles. Uno de ellos fue el de juez de “El secreto de sus ojos”, donde me puse muy nervioso. Recuerdo perfectamente la escena. Lo cómico es que algunos clientes abogados me dijeron que mi cara no parecía la de un desgraciado… Mario Alarcón terminó haciendo la escena y yo participé en la de los borrachos del bar, que no estaba en el libro original de Eduardo Sacheri y lo agregó Juan.
Cuando estábamos en el set con el otro colega que actuaba de borracho, comentábamos que muchos hubieran pagado por trabajar con Campanella. Fue algo extraordinario. Tal es así que de la reunión que tuvimos salí con una caja con todos los videos de “Viento de Agua” porque le dije que era excelente. La verdad es que tiene una forma de ser agradabilísima y me presentaba en el set diciendo que además de ser actor, yo era su Productor de Seguros.
Interpretar personajes cómicos versus los dramáticos…
La realidad es que la mayoría de la gente que me conoce sabe que soy divertido. Pero me tocaron hacer papeles dramáticos. Participé de una obra coral donde termino en el medio del escenario relatando cómo entran a mi casa tirando abajo la puerta. Es un paralelismo entre la pasión y muerte de Cristo y la dictadura militar. Te digo que lloraba la platea y lloraba yo. En 2017, fui parte de la obra “Los Invertidos”, un clásico nacional. Ahí hice de un mayordomo y un chofer, interpreté un personaje muy particular, homofóbico y milico.
Claves para combinar la actuación con la producción de seguros…
El hecho de ser libre, de poder manejar los horarios y de tener una muy buena asistente, hace que mi organización funcione bien. Las obras de teatro se ensayan por la noche, entonces no me quita tiempo de trabajo. En los sets de filmación por publicidad o una película siempre hay espacios para llamar a la oficina y poder coordinar ciertas cosas.
Tengo la fortuna que mi hijo está de vuelta en el país y está filmando y dirigiendo. Ahora con el Covid es todo auto-casting, entonces al armarlos él, tengo muchas más posibilidades que si me pongo a hacerlo yo. Que sea remoto me ayuda a no perder tanto tiempo, ya que antes me insumía una mañana o una tarde entera un casting presencial.
Paralelismo entre ser PAS y actor…
Voy a decir algo que dije muchas veces. Cuando teníamos una entrevista personal para vender un seguro de vida hacíamos una puesta en escena. Ahora que se hace telefónicamente, los especialistas en marketing le dictan speech a los que atienden la llamada telefónica. Hay una puesta en escena y el que diga que no, que me diga por qué, pero todos tenemos que tener un speech.
En los años 90, cuando llegaron las grandes compañías norteamericanas a la Argentina, me dediqué a formar a PAS con los que eran mis socios en aquel momento y llegamos a contratar directores de teatro para hacer un “role play” que hoy se hace todavía.
Hay un dato interesante en la relación entre el seguro y la actuación. Muchas compañías de seguros han salido a sponsorear teatros, por algo será… Somos una actividad humana, tan humana como el teatro, y el teatro es la vidriera vista bajo una lupa de la vida humana.
En mis dos profesiones he sido un autodidacta. Pude enseñar porque tengo el conocimiento suficiente y también para estar frente a los alumnos tengo que hacer una puesta en escena. El primer día que voy al aula tengo pánico escénico y cuando empiezo a caminar por el lugar y a ver a las personas a la cara, se me empieza a ir. La enseñanza es mi tercer pasión y considero que tengo muchísimo para compartir, así como tuvieron para compartir los que me enseñaron a mí.
Proyectos artísticos en carpeta…
Mi hijo Francisco está filmando 10 microhistorias y voy a trabajar en tres de ellas. También estamos ensayando una obra que se va a hacer en una sala muy convencional, muy zafada, muy moderna… Siempre digo que soy un bendecido por poder hacer lo que me gusta. Me gusta ser PAS y me apasiona ser actor…
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